Es especialmente relevante para quienes sufren de dolores o inflamaciones articulares, como en casos de artrosis, artritis reumatoide o simplemente rigidez en las articulaciones con el paso de los años.
El Aloe Vera Arborescens, al igual que la variedad barbadensis, contiene compuestos activos con gran potencial antiinflamatorio y regenerador, que actúan tanto de forma externa (uso tópico) como interna (uso oral, con precaución).
Contiene compuestos como acemanano, aloína, antraquinonas y antioxidantes que:
Reducen la producción de citocinas inflamatorias (como TNF-alfa e IL-6).
Ayudan a aliviar la hinchazón, el enrojecimiento y el dolor articular.
Aplicado directamente sobre las articulaciones doloridas (rodillas, manos, tobillos), el gel:
Proporciona frescor y confort.
Puede relajar los tejidos blandos alrededor de la articulación (tendones, músculos).
Ayuda a proteger las células articulares del desgaste oxidativo, especialmente en articulaciones ya envejecidas o con inflamación crónica.
Estudios indican que el acemanano puede favorecer la regeneración celular y la formación de colágeno, algo importante en articulaciones desgastadas (como en la artrosis).
Aplicar el gel de Aloe arborescens directamente sobre la articulación afectada:
De 1 a 3 veces al día
Masajeando suavemente durante 3 a 5 minutos
Puede combinarse con aceites esenciales (como lavanda, romero, copaiba o jengibre)
Mezclar:
2 cucharadas de gel fresco de Aloe arborescens
3 gotas de aceite esencial de romero
1 cucharadita de aceite de oliva o aceite de almendras
Aplicar en la rodilla, las manos o donde haya dolor/inflamación articular.
Ayuda a desinflamar, activar la circulación y relajar.